Alfredo, la estampa del tepachero

*Con un barril en color naranja, el hombre de 70 años, recorre los mercados del puerto de Veracruz ofreciendo una de las bebidas sagradas de los mayas

Inés Tabal G.

Veracruz, Ver. – Con su triciclo azul, que trasporta un barril en color naranja con la leyenda “Rico Tepache de piña”, Alfredo recorre las calles de la zona de mercados del Heroico puerto de Veracruz, vendiendo una bebida cuyo origen se remonta a la época prehispánica en México.

Con 40 años de experiencia en la elaboración del Tepache, fue hace 15 que decidió emprender su propio negocio. Trabajaba ayudando a hacer el néctar, pero decidió independizarse.

Fue ahí donde obtuvo los conocimientos y la receta para preparar el menjurje, que tradicionalmente se hacía con maíz y piloncillo, pero después de la conquista española, los ingredientes fueron sustituidos por frutas.

En Veracruz, la piña es la predilecta. Alfredo procura lavar con cuidado la cascara, la deja remojar una hora para que elimine cualquier impureza, después retira el líquido y agrega más agua limpia a un barril de 200 litros.

Corta la pulpa de la piña en trozos, agrega el piloncillo raspado, clavos y canela. Deja reposar por dos días, dependiendo el grado de fermentación que se desee, pero para Alfredo lo más idóneo y agradable al paladar, recomienda dejarlo solo ese tiempo.

La cereza del pastel es el contenedor donde el Tepache fermentará y el cual le dará ese toque especial y que lo hacer único ante otras bebidas.

“El barril es para que agarre mejor sabor por la madera y además el hielo dura más, lo que hace que se mantenga fresco durante varias horas”, dice entusiasmado el hombre de 70 años, robusto y de tes morena, cuya edad no se refleja en su mirada.

La palabra Tepache proviene del nahuatl tepiatl que significa bebida de maíz, es una conjunción de las palabras tepitl (maíz tierno) y de atl (agua), sin embargo, existen otras fuentes que indican que el nombre procede de la palabra tepachoa cuya traducción es prensado con una piedra o molido.

Considerada por los Mayas como una bebida sagrada, ya que era utilizada en los rituales. En ese entonces se sabe que contenía mayor grado de alcohol que el que conocemos ahora.

Este elixir mágico alivia la sed de los jarochos y se puede encontrar en todas las calles y avenidas del puerto, además es el sustento de cientos de personas como Alfredo.

Muchos vendedores -dice- dejaron atrás la tradición del barril y son pocos los que aún conservan el artefacto. Le desagrada conservar el líquido en un termo porque el sabor y calidad ya no es la mismas.

Por ese detalle tuvo que ir hasta Oaxaca para conseguirlo, con tal de que su bebida tuviera ese toque especial pues -dice Alfredo- “aquí en Veracruz no lo venden”.

Ya son ocho años en los cuales su barril se ha vuelto un objeto inseparable y el cual puede llevar en su interior 100 litros de esa refrescante pócima, el contenedor puede tener una duración de 20 años, ya que es hecho de madera pura y por lo mismo el precio ronda los 3 mil pesos.

Alfredo interrumpe para atender a una de sus clientas que se detuvo para calmar la sed que causan los más de 30 grados de temperatura en el puerto de Veracruz.

El olor a piña que sale al abrir el barril incita a probar el néctar que en tiempos de calor y por tan solo 15 pesos es mucho más saludable e idóneo que cualquier otra bebida y que pueden disfrutar adultos y niños, ya que solo posee uno por ciento de alcohol.

Con un recipiente de medio litro sirve ese líquido en un vaso de plástico para que su clienta lo pueda disfrutar, el hielo cae al ritmo de las gotas, mientras el fondo se va llenando de esa deliciosa bebida de los mayas.

El sabor es una mezcla de acidez y la dulzura de la piña que permanece impregnada en el paladar de quien prueba un trago de este brebaje.

Aunque el Tepache original va solo sin ningún otro tipo de ingrediente más, muchas personas suelen agregarle chamoy para hacer aún más atractiva al gusto de los consumidores.

Para Alfredo lo más importante es consentir a sus clientes y su oficio lo desempeña con mucho orgullo, pues asegura que es lo que cada día le da un ingreso para sobrevivir.

 

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